La inflación es una de las principales consecuencias que se expande desde las grandes economías hacia América Latina.
En una nota anterior se dio a conocer que el fenómeno inflacionario que esta comenzado a escalar a nivel global, tenía sus raíces en los altos costos, acicateados por la pandemia, del transporte marítimo y de las materias primas, incrementando los precios de las importaciones y de los precios del consumo respecto a 2020. Ambos factores combinados se suman a las críticas consecuencias que ha generado el colapso de la cadena de suministro, agobiando a las grandes economías del mundo como la de China, EE.UU. y también a América Latina, a través de la escasez de insumos y productos, lo que a su vez, en una vuelta en espiral, refuerza el fenómeno inflacionario.
México está experimentando el incremento de los fletes marítimo. Si el promedio de un contenedor solía ser US$2.500 y ahora ha subido a US$15.000. Es decir, un incremento del 500%, mientras que el precio del flete por carretera ha subido 30%. Los tiempos del transporte marítimo también se han extendido: Si antes el viaje de un contenedor desde China a México era de unos 45 días, hoy tarda 90 o 100 días, demoras que afectan a la industria del país que, del total importado desde el país asiático, el 75% corresponde a componentes y equipos, mientras el 25% está destinado al consumo. Esta falta de suministros está afectando la producción de textiles, juguetes y de electrónica (sobre todo, telefonía y computación) y también a la industria automotriz.